Patrimonio cultural

Pesquera de Duero se sitúa sobre un meandro en la margen derecha del río Duero. Un enclave estratégico para agricultores y ganaderos desde tiempos remotos como atestiguan los numerosos restos prehistóricos encontrados en los aledaños del municipio que datan de principio de la II Edad de Hierro.

Tal era su importancia que hoy en día en las tierras donde se asentaron los primeros moradores de la zona encontramos el “Yacimiento de Pintia” uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Castilla y León, calificado como Bien de Interés Cultural desde 1993. La superficie de excavación se extiende a ambas orillas del Duero ocupando terrenos tanto de Pesquera como de la vecina localidad de Padilla de Duero (pedanía de Peñafiel). Ambos municipios se encuentran unidos por una moderna pasarela que nos permite descubrir a pié o en bici todo el área sin necesidad de usar el coche.

Pintia es una antigua ciudad construida por los vacceos. Este pueblo pre-romano vivió su momento álgido en el siglo IV a.C, época en la que la ciudad se expandió y desarrolló nuevos barrios como el de la “Carralaceña”, de unas nueve hectáreas de extensión. Esta parte es la que se encuentra en el término municipal de Pesquera. Se cree que en un principio se construyó para alejar los hornos cerámicos del núcleo urbano, situado en la margen izquierda, y evitar así el peligro que suponía el fuego para los hogares. Sin embargo, con el tiempo el barrio se fue desarrollando, y de ser un mero espacio de trabajo pasó a estar habitado por diferentes familias quienes levantaron hasta su propia necrópolis.

Con la llegada de los romanos el asentamiento perdió su autonomía aunque mantuvo su pujanza ya que Roma lo utilizó para controlar y romanizar la cuenca media del Duero. En este nuevo periodo se mantuvieron muchas de las instalaciones vacceas y se desarrollaron otras nuevas. Una de esas incorporaciones fue una “pesquera” fluvial con la que explotar de manera más eficiente los recursos naturales y que terminó por denominar al pueblo que hoy en día conocemos.

Cuando los visigodos se hicieron con el control de la península ibérica aquel primitivo asentamiento entró en declive. Durante la dominación árabe toda la zona sufrió un periodo de inestabilidad debido a las incesantes luchas entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur. A partir del siglo X la cuenca del Duero comenzó a repoblarse. Aunque, a causa de las incursiones mozábares, hasta el siglo XI no se restablece una población permanente que será la que devuelva la vitalidad a la Ribera.

La actual fisonomía del municipio surge de la bonanza económica y social que Pesquera de Duero vive a partir del siglo XVI. Es entonces cuando los pesqueranos cuentan con los recursos necesarios para levantar nuevos edificios y adquirir obras de artesanía que dotan al pueblo de un vasto patrimonio eclesiástico repartido entre iglesias y ermitas que incluyen obras relevante como un Cristo de Gregorio Fernández. No todo ha llegado hasta nuestros días, como la derruida Ermita de la “Magdalena”; de lo que ha sobrevivido al paso del tiempo podemos destacar:

El proyecto, atribuido al maestro Juan de Nantes, se inicia el 20 de Junio de 1572 y podemos afirmar que no llega a concluirse ya que la torre que vemos debía estar acompañada de otra gemela, al otro lado de la adintelada portada. Este hecho dificulta apreciar el estilo herreriano que se quería dar al edificio ya que rompe con la simetría propia de los edificios inspirados en el trabajo de genio renacentista Juan de Herrera.

El interior se encuentra distribuido en una única nave central, techada con una altísima bóveda de arista con yesería, y varias capillas laterales. Estas están situadas entre los contrafuertes y han sido rematadas por bóvedas de cañones con lunetos.

El templo se encuentra decorado por varios elementos de considerable valor:

  • La cruz gótica. Situada en el altar mayor, esta delicada pieza con forma flordelisada fue realizada por Pedro de Ribadeo a finales del s.XVI.

  • El retablo mayor. Ricamente decorado, como corresponde al estilo barroco con el que fue diseñado. De él llaman la atención 9 pinturas de gran formato pero sobre todo la espléndida talla esculpida de San Juan Bautista que preside el conjunto y que se trasladó de Valladolid en el año 1673. 

  • El órgano. Construido según el estilo de la escuela castellana, se ubica en la parte alta del lado derecho del edificio (mirando de frente al altar)

Datado en el siglo XVII, era la entrada principal al municipio y en él se situaba un portón del que aún se conservan las bisagras. Da paso a una amplia plaza mayor porticada, en uno de cuyos lados se encuentra el lateral de la iglesia parroquial de San Juan Bautista. Para muchos el arco es el elemento identificativo de la villa, y más desde que la marca Tinto Pesquera decidió usarlo en sus etiquetas.

Situada en las afueras del pueblo, en la carretera que une Pesquera con Valbuena, se trata de un pequeño templo de una planta única cuyo elemento más destacable del exterior es el relieve de la fachada que representa el “Descendimiento” (datado en el año 1629). Su interior atesora un Cristo modelo de Gregorio Fernández.

Ubicada en un pequeño cerro a kilómetro y medio del casco urbano y rodeada de viñedos, a ella se llega por un camino entre cruces que forman un Vía Crucis a cielo abierto. Esta edificación de piedra y mampostería fue levantada a lo largo del siglo XVIII en estilo barroco. En el interior podemos observar una única nave central que cuenta con una llamativa linterna en su crucero. De la decoración sobresale el retablo mayor y sus cuatro grandes columnas salomónicas que sirven de marco a la bella imagen de la patrona de la villa: la Virgen de Rubialejos (siglo XVI).

Lo más espectacular de este sacro lugar es su ubicación, en lo alto del Cotarro de las bodegas. Es un espectacular mirador a la planicie ribereña. El mejor sitio donde tirar una buena foto panorámica de Pesquera.